1.30.2009

OPINION

Fecha: Portoviejo, 30-01-2009

Fuente: Eldiario.com.ec

Jorge Bello Moreira
Lecciones de las primarias

Escribí en Noviembre 21 del 2008 , en esta columna, que la experiencia iba a tener un alto costo político y que era alta la vara que se había autoimpuesto Alianza País en cuanto a los tiempos y tipos de organización para un proceso nuevo que intentaba expresar democratismo más que democracia real.

“Habrá estrelle, berrinche y más división”, anoté en ese artículo, sin intentar ser adivino, que el esquema escogido era una bomba de tiempo, por la improvisación y la nula experiencia en este tipo de elección tan compleja y, para remate, con padrón abierto para disimular la falta de registro, ya que en realidad no son un partido orgánico, ni un movimiento político estructurado.

En los Estados Unidos de Norteamérica donde ya existe una tradición y cultura de elecciones primarias, cada vez es más difícil soldar las divergencias y divisiones que preceden a la proclamación de los ganadores o resultados; en la reciente experiencia, los hechos demuestran que Barack Obama venció en la elección presidencial definitiva, más allá de la estructura y maquinaria oficial demócrata que quedó resentida y golpeada por su evidente favoritismo hacia la señora Clinton; claro está que el triunfo suelda todo y disimula muy bien las divergencias. Más aún con esa línea de gobierno de concertación y amplitud que ha demostrado al inicio de su gestión.

También expresé, en esa época, la importancia del experimento y la intención de afianzar un sistema de partidos que vayan más allá de los caudillismos, cacicazgos, empresas electorales o reductos familiares y mafiosos en lo que se habían convertido los mal llamados partidos políticos ecuatorianos. Lastimosamente, no bastan las buenas intenciones y los buenos deseos. Las viejas prácticas no estuvieron ausentes en este proceso y algunitos se graduaron de burdos asaltantes de la voluntad popular, aborregando a humildes mujeres esperanzadas en sus bonos de vivienda o de solidaridad. Ese secuestro de cédulas en Picoazá fue una grosera expresión de la politiquería; antes servía a caciques y ahora a neo-caciques oportunistas y bravucones disfrazados de revolucionarios.

En Portoviejo destacó, como una gran lección, la enorme estatura moral de Xavier Valencia. La creatividad, limpieza, frescura, alegría y efectividad de su exitosa campaña de pocas semanas; la fidelidad, convicción y señorío que demostró como precandidato.

Al cerrar este artículo no se han proclamado resultados, pero él ganó a la prepotencia y petulancia de quien intentó verlo por sobre los hombros. Otra vez David venció a Goliat.

Los costos políticos que tendrá que pagar el movimiento País son altísimos, y tal vez sólo les quede apostar a la innegable popularidad, simpatía y arrastre del presidente Correa; aunque, insisto que, para las elecciones unipersonales la realidad es distinta a las pluripersonales.

OPINIÓN

DIARIO EL TELERAFO

OPINIÓN
Tomada de la edición impresa del 28 de enero del 2009



CAROL MURILLO
cmurillo@telegrafo.com.ec

Las primarias en Portoviejo

El gran examen democrático que significó realizar las primarias –a nivel nacional- en el movimiento PAIS (cuyo líder es el presidente Correa) fue aleccionador.

Por primera vez se asiste a un ejercicio de elecciones que sacudió a un aglomerado político cargado de agitadores más que militantes. A pesar de que el fin era dejar en limpio las posibilidades electorales de algunos candidatos, la realidad configuró la verdadera relación que tienen los actores políticos, dentro de PAIS, un movimiento que gobierna, y sus ambiciones.

Así, el desbarajuste de un movimiento -que acoge a cuanto pájaro sobrevuele su jungla- permitió lo acontecido en Portoviejo; específicamente entre los candidatos a alcalde.

Uno de los precandidatos (el perdedor) Félix Alcívar, curtido en la vieja partidocracia, y para colmo ex asambleísta constituyente y actual miembro de la Comisión de Legislación y Fiscalización (que lleva más de una década queriendo ser alcalde de la Ciudad de los Reales Tamarindos), convirtió a las primarias en un auténtico ensayo de caos anunciado. Su desesperación, ante un candidato nuevo, Xavier Valencia (que lleva apenas cuarenta exitosos días de campaña para llegar a la alcaldía), convirtió la lid interna de PAIS en un desastre.

“¿Qué ha tenido que ver el ex candidato Félix Alcívar con los bonos de la vivienda en Portoviejo?”

¿Por qué lo traigo a colación como perla primaria? Quizás porque conozco de cerca el suceso. Y porque el lunes recibí varios vídeos que mostraban a los seguidores de Alcívar ingresando a los recintos electorales como en los mejores tiempos del despotismo electoral socialcristiano y/o roldosista (en Portoviejo y en Manabí). Es decir: fuerzas de choque que imponían el avezado móvil de asustar para vencer, o sea, otra vez, anular centenares de mesas e, incluso, parroquias enteras, como San Plácido, para crear huecos de votos contrarios e hinchar huecos de votos a favor. Una de las escenas más decidoras de los vídeos que vi y oí daba cuenta de cómo el señor Hugo Álvarez (funcionario del Miduvi en Portoviejo y candidato a concejal en el grupo de Alcívar), en un recinto de Picoazá, tenía y sacudía un paquete de cédulas… que iba devolviendo a decenas de personas “una vez que habían votado por Alcívar”. Varias mujeres, humildes y rotundamente sinceras, declaraban que sí, que fueron a votar “para no perder el bono de la vivienda”.

Me asaltan preguntas: ¿Qué ha tenido que ver Félix Alcívar con los bonos de la vivienda en Portoviejo? ¿Cómo es que un funcionario del Miduvi retuvo las cédulas de los aspirantes a obtener el bono, y las ‘canjeó’ por votos para Alcívar?

Esas preguntas deben ser respondidas, y cuanto más pronto, mejor.

Pero lo que más abochorna es cómo Alcívar, metido en PAIS y beneficiario no solo de la apertura –acaso errada y torpe- de los dirigentes del movimiento, escenifique las peores prácticas de la partidocracia para imponerse como candidato.

Y, más, si en todo el país es apremiante purgar a PAIS de los oportunistas, en Portoviejo es urgente que Félix Alcívar sea expulsado sin ningún miramiento.

Portoviejo ha padecido casi dos décadas de demolición política. Ergo, hoy es un deber ciudadano elegir a un alcalde que no le mienta/prometa “transporte gratuito” a los portovejenses sino trabajo planificado (y desinterés personal) para levantar una ciudad de verdad